Defectos de la visión

Ángel Álvarez
Físico
14 de febrero 2025

 

    Composición del ojo. El ojo humano es un sistema óptico complejo que nos permite captar hasta la mitad de la información que percibimos del entorno. Tiene una forma aproximadamente esférica y se compone principalmente de dos elementos que actúan como “lentes”: la córnea y el cristalino. Ambos colaboran para formar las imágenes sobre la retina, una región sensible a la luz ubicada en la parte posterior del ojo. Podemos dividir la composición del ojo en tres partes: 	Estructura externa: 	Esclerótica: Es la membrana exterior, gruesa y resistente, que protege y da forma al globo ocular. 	Córnea: Es la parte frontal y transparente de la esclerótica, cuya curvatura contribuye de forma decisiva en la refracción de los rayos de luz. Se le atribuye una potencia aproximada de 43 dioptrías, por lo que es la principal responsable de desviar la luz hacia el interior del ojo. 	Control de la luz entrante: 	Iris: Justo detrás de la córnea se encuentra esta zona pigmentada que determina el color de los ojos y cuya abertura central es la pupila. 	Pupila: Funciona como el diafragma de una cámara fotográfica, regulando la cantidad de luz que ingresa al ojo. Con luz intensa, la pupila se contrae; con poca luz, se dilata. 	Zona interna: 	Cristalino: Es una lente biconvexa de unas 22 dioptrías, ubicada tras la pupila. Tiene la capacidad de modificar ligeramente su forma gracias a la acción de los músculos ciliares, adaptando el enfoque para ver objetos a distintas distancias (proceso conocido como acomodación). 	Humor acuoso y humor vítreo: Son líquidos transparentes que llenan las cavidades del ojo. El humor acuoso se localiza en la región anterior (entre la córnea y el cristalino) y el humor vítreo en la región posterior (entre el cristalino y la retina). Ambos ayudan a mantener la forma del ojo y a la correcta transmisión de la luz. 	Retina: Capa que tapiza el interior del globo ocular, donde se encuentran las células sensibles a la luz (conos y bastones). 	Fóvea: Zona de la retina con alta concentración de conos, responsable de la visión detallada y en color. 	Punto ciego: Lugar por donde sale el nervio óptico; aquí no hay células fotorreceptoras.   En conjunto, todas estas estructuras colaboran para guiar y procesar la luz, generando la base de lo que percibimos como visión.  Formación de imágenes en el ojo. La formación de imágenes en el ojo se asemeja al funcionamiento de una cámara: la luz atraviesa sucesivamente la córnea, la pupila y el cristalino antes de proyectarse sobre la retina, donde se genera la señal que viajará por el nervio óptico hasta el cerebro. En cuanto a la trayectoria de la luz, es importante comentar que sufre algunas desviaciones: 	Refracción inicial en la córnea: Al incidir los rayos luminosos en la curvatura de la córnea, son desviados en mayor medida hacia el interior del ojo. 	Paso a través de la pupila: La luz entra controlada por el tamaño variable de la pupila. 	Enfoque mediante el cristalino: El cristalino ajusta su curvatura (potencia) gracias a los músculos ciliares. Cuando miramos un objeto cercano, los músculos se contraen y el cristalino se abomba, aumentando su potencia. Para objetos lejanos, los músculos se relajan y el cristalino se adelgaza, reduciendo la potencia de refracción.   La acomodación es el proceso que permite al ojo mantener una imagen nítida en la retina al variar la distancia del objeto observado: 	Para objetos muy próximos, el cristalino incrementa su curvatura, acortando la distancia focal y logrando que la imagen se proyecte exactamente sobre la retina. 	Para objetos lejanos, el cristalino se aplana, aumentando la distancia focal. Referido a la proyección en la retina y transmisión al cerebro es importante saber que: 	La retina actúa como superficie fotosensible que convierte los estímulos luminosos en señales eléctricas. 	Estas señales viajan a través del nervio óptico hasta el cerebro, donde se interpretan para formar la imagen final que percibimos. 	La región más sensible de la retina es la fóvea, donde se concentra un gran número de conos, permitiendo una visión detallada y en color. El punto remoto (P_R) es la distancia más lejana a la que el ojo puede enfocar sin acomodación. En un ojo sano, se considera que está en el infinito. Por otro lado, el punto próximo (P_P) es la distancia más cercana a la que se puede ver con nitidez. Para un adulto con visión normal suele estar alrededor de 25 cm, aunque en niños puede ser incluso menor.   En pocas palabras, la formación de imágenes en el ojo depende de un delicado equilibrio entre la refracción de la córnea, el ajuste del cristalino y la localización precisa de la retina. Cuando el tamaño o la forma del ojo varían, aparecen los defectos de graduación (miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia), que pueden corregirse usando lentes apropiadas.  Miopía. La miopía es un defecto de refracción en el que los rayos de luz que ingresan al ojo convergen y forman la imagen por delante de la retina, en lugar de sobre ella. Como consecuencia, la visión de objetos lejanos se vuelve borrosa y el ojo necesita un esfuerzo de enfoque adicional o ayuda externa para verlos con nitidez. Estas son sus causas y características: 	Exceso de potencia refractiva: El ojo miope puede tener una córnea o un cristalino con mayor curvatura o potencia de la necesaria, de manera que desvía demasiado los rayos luminosos. 	Longitud del globo ocular: A menudo, el globo ocular es más largo de lo normal, lo cual provoca que la imagen se forme antes de llegar a la retina. 	Manifestaciones: 	Dificultad para ver de lejos. 	Dolores de cabeza e incomodidad visual tras forzar la vista. 	Posible aparición de estrabismo (desviación de un ojo) en casos severos o mal compensados. Se puede clasificar en dos tipos: 	Miopía simple: Generalmente no supera las 5-6 dioptrías. Suele estabilizarse hacia los 22-24 años. 	Miopía patológica (o magna/progresiva): Supera las 6 dioptrías y puede evolucionar con el tiempo. Esta forma puede asociarse a complicaciones como la atrofia coriorretiniana, maculopatía miópica o desprendimiento de retina. Las técnicas de corrección consideradas en la actualidad son: 	Lentes divergentes (negativas): Son gafas o lentes de contacto que “desvían” la luz de modo que el foco pase de situarse delante de la retina a formarse exactamente sobre ella. Cuanto más alta es la graduación, más gruesos tienden a ser los cristales en sus bordes. 	Cirugía refractiva: Técnicas como la queratomileusis in situ asistida por láser (LASIK) o la queratectomía fotorrefractiva (PRK) pueden disminuir o corregir la miopía, si el paciente cumple las condiciones adecuadas. Algunos factores genéticos y ambientales relacionados con su padecimiento es: 	Herencia: Es frecuente que la miopía aparezca si hay antecedentes familiares. 	Factores ambientales: Aunque no está completamente demostrada la relación directa, largas horas de lectura o uso continuado de pantallas podrían favorecer su desarrollo en edades de crecimiento. 	Pseudomiopía: Aparece temporalmente por el uso de ciertos fármacos, enfermedades (como la diabetes tipo 2) o condiciones que alteran transitoriamente el poder de refracción del cristalino. En pocas palabras, la miopía implica un “exceso” de refracción o un globo ocular demasiado largo, provocando una visión borrosa de lejos que se corrige con lentes divergentes o técnicas quirúrgicas.  Hipermetropía. La hipermetropía se caracteriza por una potencia refractiva insuficiente, de modo que los rayos de luz se enfocan detrás de la retina. En este caso, el ojo tiende a ser más “corto” de lo necesario o la córnea puede ser demasiado plana, provocando dificultad para ver nítidos los objetos cercanos y, con la edad, también los lejanos. Estas son sus causas y características: 	Ojo corto o córnea plana: El trayecto de la luz no se desvía lo bastante para que el foco se forme en la retina. 	Rol del músculo ciliar: En personas jóvenes, el ojo puede compensar parcialmente la hipermetropía gracias a la acomodación del cristalino (acción de los músculos ciliares), lo que permite una visión relativamente clara, al menos en distancias largas. 	Pérdida progresiva de la acomodación: Con los años (entre los 40 y 45), la capacidad de acomodación disminuye, lo que lleva a que el paciente hipermétrope presente borrosidad tanto de cerca como de lejos si la hipermetropía está poco o nada corregida. Los síntomas más frecuentes son: 	Dificultad para la visión próxima: Sobre todo al leer o realizar trabajos detallados. 	Visión borrosa de lejos en edad adulta: A medida que disminuye la acomodación, puede aparecer visión borrosa incluso en distancias mayores. 	Fatiga visual y dolores de cabeza: El sobreesfuerzo acomodativo puede generar molestias oculares y cefaleas. Las opciones disponibles hoy en día para corregirla son: 	Lentes convergentes (positivas): En forma de gafas o lentes de contacto, ayudan a “adelantar” el foco hasta la retina, solucionando el defecto refractivo. 	Cirugía refractiva: Procedimientos como LASIK o PRK pueden modificar la curvatura corneal para corregir la hipermetropía, si el paciente resulta apto. 	Ortoqueratología: Uso de lentes de geometría inversa que moldean la córnea temporalmente durante la noche, permitiendo una visión más clara durante el día sin necesidad de gafas o lentes de contacto. A diferencia de la miopía, la hipermetropía puede permanecer “oculta” en jóvenes gracias a la potente acomodación del cristalino. Sin embargo, con el paso de los años, el músculo ciliar pierde flexibilidad y la hipermetropía se hace más evidente, afectando a la visión de cerca y, en muchos casos, también a la visión de lejos.  Astigmatismo. El astigmatismo se caracteriza por una refracción desigual de la luz en distintos meridianos del ojo, lo que impide que el enfoque ocurra en un único punto de la retina. Como consecuencia, la imagen se forma de manera distorsionada, provocando visión borrosa tanto de lejos como de cerca. Estas son sus causas y características: 	Forma anómala de la córnea o el cristalino: Generalmente la córnea presenta una curvatura más pronunciada en un eje que en otro, perdiendo su forma esférica y originando diferentes focos (en lugar de uno solo) cuando la luz atraviesa el ojo. 	Tipos de astigmatismo (según la posición del foco): 	Astigmatismo puro: Uno de los meridianos (ejes) enfoca en la retina, mientras el otro lo hace por delante (astigmatismo miópico) o por detrás (astigmatismo hipermetrópico). 	Astigmatismo mixto: Un eje focaliza delante de la retina y el otro, detrás de ella. 	Tipos de astigmatismo (según su causa): 	Regular: Suele ser congénito y se caracteriza por la existencia de dos meridianos principales con distinta potencia refractiva. Es la variante más común. 	Frecuente: Se refracta más en el eje vertical. 	Poco frecuente: Se refracta más en el eje horizontal. 	Irregular: Se asocia a deformidades originadas por lesiones, intervenciones quirúrgicas o enfermedades corneales. La curvatura resultante es más compleja y varía de forma impredecible. 	Temporal: Tras una cirugía (por ejemplo, de córnea) puede producirse una alteración pasajera en la curvatura corneal. Los síntomas más frecuentes son: 	Visión borrosa o distorsionada en todas las distancias. 	Dificultad para distinguir líneas rectas o formas definidas. 	Fatiga visual, dolores de cabeza y entrecerrar los ojos para intentar enfocar. Se puede corregir mediante: 	Lentes tóricas: Gafas o lentillas específicamente diseñadas con curvatura distinta en cada meridiano, para compensar la curvatura irregular de la córnea o el cristalino. 	Cirugía refractiva: Algunas técnicas con láser o implante de lentes intraoculares pueden corregir el astigmatismo si no hay otras afecciones asociadas. 	Ortoqueratología: Aunque suele emplearse en miopías leves y moderadas, puede también ayudar en ciertos grados de astigmatismo, moldeando la córnea de manera temporal.  Presbicia. También llamada vista cansada, la presbicia es la pérdida gradual de la capacidad de enfoque en objetos cercanos. Este fenómeno surge habitualmente a partir de los 40-45 años y se debe a la rigidez progresiva del cristalino y a la disminución de la elasticidad de los músculos ciliares. Estas son sus causas: 	Disminución de la acomodación: Con la edad, el cristalino pierde parte de su flexibilidad y no puede abombarse con tanta facilidad. Como resultado, enfocar objetos próximos se hace cada vez más complicado. 	Progresión natural: La presbicia suele avanzar de forma gradual hasta aproximadamente los 60 años, momento en que la elasticidad del cristalino es prácticamente nula para la visión de cerca. Los síntomas más frecuentes son: 	Necesidad de alejar el texto u objetos pequeños para poder verlos con nitidez. 	Fatiga visual y dolores de cabeza al leer o utilizar dispositivos electrónicos durante largos periodos. 	Dificultad para ver claramente a distancias cortas (por ejemplo, al coser o manipular piezas pequeñas). Las opciones de corrección son: 	Gafas: 	Bifocales: Combinan una graduación para lejos en la parte superior y otra para cerca en la zona inferior. 	Trifocales: Incluyen una graduación adicional para distancias intermedias. 	Progresivas: Permiten una transición suave entre graduaciones para visión cercana, media y lejana en una misma lente. 	Lentes de contacto: 	Multifocales: Con áreas de enfoque múltiple dentro de la misma lentilla. 	Monovisión: Se corrige un ojo para visión de cerca y el otro para visión de lejos, buscando un equilibrio tras un periodo de adaptación. 	Cirugía refractiva: Algunas técnicas con láser (como la presbilasik) permiten corregir la presbicia de manera temporal al modificar la curvatura corneal, aunque su éxito depende de factores como la edad y la salud del ojo. 	Cirugía multifocal intraocular: Consiste en reemplazar el cristalino por una lente artificial multifocal. Ofrece una solución más permanente y se aconseja especialmente en personas con cataratas o que no puedan beneficiarse de otras técnicas. En definitiva, la presbicia es un proceso natural de envejecimiento del ojo, que puede compensarse mediante gafas, lentes de contacto o cirugía, según las necesidades y estilo de vida de cada persona.  Daltonismo. El daltonismo, también conocido como discromatopsia, es una alteración de la percepción cromática que impide distinguir o percibir ciertos colores con normalidad. El término proviene del científico inglés John Dalton, quien describió su propia deficiencia visual. Este trastorno suele estar relacionado con un problema en los fotorreceptores de la retina (conos), que son los responsables de la visión en color. Estas son sus causas: 	Origen genético: Con frecuencia, el daltonismo es hereditario y se transmite ligado al cromosoma X, razón por la cual suele afectar más a hombres que a mujeres. 	Deficiencia o ausencia de un tipo de cono: Cada tipo de cono (sensible al azul, verde o rojo) responde a un rango específico de longitudes de onda luminosas. Si alguno falta o funciona defectuosamente, aparecen problemas para distinguir los colores asociados a ese espectro. Existen diversas formas de daltonismo: 	Daltónicos dicrómatas (pérdida completa de un tipo de cono): 	Protanopía: Ausencia total de los conos para el rojo; el individuo tiende a confundir rojos y verdes, percibiendo principalmente tonos verdosos y azulados. 	Deuteranopía: Falta de conos para el verde; dificulta especialmente la discriminación de verdes y rojos, viendo un espectro básicamente amarillo-azul. 	Tritanopía: Ausencia de los conos para el azul, mucho menos frecuente. 	Anomalías tricrómatas (alteración parcial de uno de los tres tipos de conos): 	Protanomalía (alteración de los conos rojos), deuteranomalía (alteración de los conos verdes) y tritanomalía (alteración de los conos azules). En estos casos, la percepción del color existe, pero resulta atenuada o distorsionada. 	Monocromatismo: El individuo carece de dos tipos de conos, percibe el mundo prácticamente en escalas de grises, sin apenas distinguir matices cromáticos. En cuanto a síntomas y detección: 	Dificultad para identificar ciertos colores o confundirlos entre sí, sobre todo en el espectro rojo-verde o azul-amarillo. 	Problemas para interpretar códigos de color en señales de tráfico, mapas o gráficos. 	Pruebas diagnósticas: Se utilizan test como las láminas de Ishihara, en las que es necesario reconocer cifras o formas compuestas por pequeños círculos de diferentes tonalidades. En la mayoría de los casos, el daltonismo no compromete significativamente la agudeza visual ni la visión nocturna, pero puede suponer un obstáculo en profesiones donde la distinción de colores es crucial (por ejemplo, pilotos, diseñadores, electricistas, etc.). Algunas estrategias de adaptación pueden ser el uso de leyendas escritas en lugar de códigos de color, aplicaciones y filtros que realzan los contrastes, o lentes especiales (gafas con filtros) que pueden ayudar a distinguir mejor ciertas tonalidades. El daltonismo de origen genético no tiene cura definitiva, ya que implica alteraciones en la estructura o función de los conos. Existen filtros y gafas especiales que mejoran la percepción relativa de algunos colores, aunque no restablecen por completo la visión cromática “normal”. En casos muy específicos de alteraciones adquiridas (por lesiones o enfermedades), tratar la causa subyacente puede mejorar la capacidad de percibir colores.  Ejercicios resueltos. 1. Una persona miope no puede ver con nitidez los objetos situados a más de 2 m de distancia. Queremos calcular la potencia de la lente que le permita ver con claridad objetos muy lejanos (situados en el infinito). Del enunciado se extrae la siguiente información: 	Una persona miope no ve con nitidez a partir de 2 m; es decir, su punto remoto real está a 2 m. 	Queremos que objetos lejanos (considerados en el infinito) sean percibidos nítidos. 	Con la lente, un objeto situado en el infinito debe formar su imagen (para el ojo) a 2 m, que es donde el ojo puede enfocar. En nuestra convención de signos: 	El objeto está “infinitamente lejos” delante de la lente, por lo que s=-∞. 	La imagen se sitúa en el mismo lado que el objeto (delante de la lente) para una lente divergente, y es virtual, de modo que s^'<0. Queremos, de hecho, que s^'=-2 m. Utilizando la ecuación de las lentes delgadas: 1/f'=1/s^' -1/s=1/(-2 m)-1/(-∞)=1/(-2 m)   ⇒  f'=-2 m. La potencia de la lente (en dioptrías) es: P=1/f^' =1/(-2 m)=-0,5 dioptrías. Este valor indica que la lente es divergente, como cabía esperar. Con esta lente, los rayos paralelos (objeto al infinito) se “desvían” de tal modo que parecen proceder de un objeto situado a 2 m delante de la lente, distancia a la que el ojo miope puede ver con claridad. Por lo tanto, la potencia de la lente es -0,5 dioptrías.  2. Una persona hipermétrope tiene su punto próximo real a 1 m (cuando normalmente estaría a unos 25 cm). Se desea que esta persona pueda leer cómodamente a 25 cm. Calcular la potencia de la lente necesaria. Del enunciado se deduce que: 	Una persona hipermétrope tiene su punto próximo a 1 m en vez de a 25 cm. 	Se desea que pueda leer cómodamente a 25 cm. 	Para ello, el objeto (libro) a 25 cm debe producirse como una imagen en la posición del punto próximo (1 m), donde el ojo todavía puede enfocar con facilidad. Respecto a nuestra convención de signos: 	El objeto (libro) está a 25 cm delante de la lente: s=-0,25 m. 	Puesto que usamos una lente convergente en hipermetropía, y el objeto está dentro de la distancia focal, se formará una imagen virtual: s^'<0. Queremos que la persona “sienta” que el objeto está a 1 m delante de la lente (su punto próximo). Por tanto, tomamos s^'=-1 m. Utilizando la ecuación de las lentes delgadas: 1/f'=1/s^' -1/s=1/(-1 m)-1/(- 0,25 m)=3 m^(-1)   ⇒  f'=1/3  m. La potencia de la lente (en dioptrías) es: P=1/f^' =1/(1/3  m)=3 dioptrías. Por lo tanto, la potencia de la lente es de 3 dioptrías. Con ella, un objeto colocado a 25 cm se ve como si estuviera a 1 m (imagen virtual), de modo que el ojo hipermétrope puede enfocarlo cómodamente.

 

Composición del ojo

El ojo humano es un sistema óptico complejo que nos permite captar hasta la mitad de la información que percibimos del entorno. Tiene una forma aproximadamente esférica y se compone principalmente de dos elementos que actúan como “lentes”: la córnea y el cristalino. Ambos colaboran para formar las imágenes sobre la retina, una región sensible a la luz ubicada en la parte posterior del ojo.

Podemos dividir la composición del ojo en tres partes:

1. Estructura externa:

  • Esclerótica: Es la membrana exterior, gruesa y resistente, que protege y da forma al globo ocular.

  • Córnea: Es la parte frontal y transparente de la esclerótica, cuya curvatura contribuye de forma decisiva en la refracción de los rayos de luz. Se le atribuye una potencia aproximada de 43 dioptrías, por lo que es la principal responsable de desviar la luz hacia el interior del ojo.

2. Control de la luz entrante:

  • Iris: Justo detrás de la córnea se encuentra esta zona pigmentada que determina el color de los ojos y cuya abertura central es la pupila.

  • Pupila: Funciona como el diafragma de una cámara fotográfica, regulando la cantidad de luz que ingresa al ojo. Con luz intensa, la pupila se contrae; con poca luz, se dilata.

3. Zona interna:

  • Cristalino: Es una lente biconvexa de unas 22 dioptrías, ubicada tras la pupila. Tiene la capacidad de modificar ligeramente su forma gracias a la acción de los músculos ciliares, adaptando el enfoque para ver objetos a distintas distancias (proceso conocido como acomodación).

  • Humor acuoso y humor vítreo: Son líquidos transparentes que llenan las cavidades del ojo. El humor acuoso se localiza en la región anterior (entre la córnea y el cristalino) y el humor vítreo en la región posterior (entre el cristalino y la retina). Ambos ayudan a mantener la forma del ojo y a la correcta transmisión de la luz.

  • Retina: Capa que tapiza el interior del globo ocular, donde se encuentran las células sensibles a la luz (conos y bastones).

    • Fóvea: Zona de la retina con alta concentración de conos, responsable de la visión detallada y en color.

    • Punto ciego: Lugar por donde sale el nervio óptico; aquí no hay células fotorreceptoras.

Defectos de la visión

En conjunto, todas estas estructuras colaboran para guiar y procesar la luz, generando la base de lo que percibimos como visión.

 

Formación de imágenes en el ojo

La formación de imágenes en el ojo se asemeja al funcionamiento de una cámara: la luz atraviesa sucesivamente la córnea, la pupila y el cristalino antes de proyectarse sobre la retina, donde se genera la señal que viajará por el nervio óptico hasta el cerebro.

En cuanto a la trayectoria de la luz, es importante comentar que sufre algunas desviaciones:

  • Refracción inicial en la córnea: Al incidir los rayos luminosos en la curvatura de la córnea, son desviados en mayor medida hacia el interior del ojo.

  • Paso a través de la pupila: La luz entra controlada por el tamaño variable de la pupila.

  • Enfoque mediante el cristalino: El cristalino ajusta su curvatura (potencia) gracias a los músculos ciliares. Cuando miramos un objeto cercano, los músculos se contraen y el cristalino se abomba, aumentando su potencia. Para objetos lejanos, los músculos se relajan y el cristalino se adelgaza, reduciendo la potencia de refracción.

Defectos de la visión

La acomodación es el proceso que permite al ojo mantener una imagen nítida en la retina al variar la distancia del objeto observado:

  • Para objetos muy próximos, el cristalino incrementa su curvatura, acortando la distancia focal y logrando que la imagen se proyecte exactamente sobre la retina.

  • Para objetos lejanos, el cristalino se aplana, aumentando la distancia focal.

Referido a la proyección en la retina y transmisión al cerebro es importante saber que:

  • La retina actúa como superficie fotosensible que convierte los estímulos luminosos en señales eléctricas.

  • Estas señales viajan a través del nervio óptico hasta el cerebro, donde se interpretan para formar la imagen final que percibimos.

  • La región más sensible de la retina es la fóvea, donde se concentra un gran número de conos, permitiendo una visión detallada y en color.

El punto remoto (Defectos de la visión) es la distancia más lejana a la que el ojo puede enfocar sin acomodación. En un ojo sano, se considera que está en el infinito. Por otro lado, el punto próximo (Defectos de la visión) es la distancia más cercana a la que se puede ver con nitidez. Para un adulto con visión normal suele estar alrededor de 25 cm, aunque en niños puede ser incluso menor.

Defectos de la visión

En pocas palabras, la formación de imágenes en el ojo depende de un delicado equilibrio entre la refracción de la córnea, el ajuste del cristalino y la localización precisa de la retina. Cuando el tamaño o la forma del ojo varían, aparecen los defectos de graduación (miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia), que pueden corregirse usando lentes apropiadas.

 

Miopía

La miopía es un defecto de refracción en el que los rayos de luz que ingresan al ojo convergen y forman la imagen por delante de la retina, en lugar de sobre ella. Como consecuencia, la visión de objetos lejanos se vuelve borrosa y el ojo necesita un esfuerzo de enfoque adicional o ayuda externa para verlos con nitidez.

Estas son sus causas y características:

  • Exceso de potencia refractiva: El ojo miope puede tener una córnea o un cristalino con mayor curvatura o potencia de la necesaria, de manera que desvía demasiado los rayos luminosos.

  • Longitud del globo ocular: A menudo, el globo ocular es más largo de lo normal, lo cual provoca que la imagen se forme antes de llegar a la retina.

  • Manifestaciones:

    • Dificultad para ver de lejos.

    • Dolores de cabeza e incomodidad visual tras forzar la vista.

    • Posible aparición de estrabismo (desviación de un ojo) en casos severos o mal compensados.

Se puede clasificar en dos tipos:

  • Miopía simple: Generalmente no supera las 5-6 dioptrías. Suele estabilizarse hacia los 22-24 años.

  • Miopía patológica (o magna/progresiva): Supera las 6 dioptrías y puede evolucionar con el tiempo. Esta forma puede asociarse a complicaciones como la atrofia coriorretiniana, maculopatía miópica o desprendimiento de retina.

Las técnicas de corrección consideradas en la actualidad son:

  • Lentes divergentes (negativas): Son gafas o lentes de contacto que “desvían” la luz de modo que el foco pase de situarse delante de la retina a formarse exactamente sobre ella. Cuanto más alta es la graduación, más gruesos tienden a ser los cristales en sus bordes.

  • Cirugía refractiva: Técnicas como la queratomileusis in situ asistida por láser (LASIK) o la queratectomía fotorrefractiva (PRK) pueden disminuir o corregir la miopía, si el paciente cumple las condiciones adecuadas.

Algunos factores genéticos y ambientales relacionados con su padecimiento es:

  • Herencia: Es frecuente que la miopía aparezca si hay antecedentes familiares.

  • Factores ambientales: Aunque no está completamente demostrada la relación directa, largas horas de lectura o uso continuado de pantallas podrían favorecer su desarrollo en edades de crecimiento.

  • Pseudomiopía: Aparece temporalmente por el uso de ciertos fármacos, enfermedades (como la diabetes tipo 2) o condiciones que alteran transitoriamente el poder de refracción del cristalino.

En pocas palabras, la miopía implica un “exceso” de refracción o un globo ocular demasiado largo, provocando una visión borrosa de lejos que se corrige con lentes divergentes o técnicas quirúrgicas.

 

Hipermetropía

La hipermetropía se caracteriza por una potencia refractiva insuficiente, de modo que los rayos de luz se enfocan detrás de la retina. En este caso, el ojo tiende a ser más “corto” de lo necesario o la córnea puede ser demasiado plana, provocando dificultad para ver nítidos los objetos cercanos y, con la edad, también los lejanos.

Estas son sus causas y características:

  • Ojo corto o córnea plana: El trayecto de la luz no se desvía lo bastante para que el foco se forme en la retina.

  • Rol del músculo ciliar: En personas jóvenes, el ojo puede compensar parcialmente la hipermetropía gracias a la acomodación del cristalino (acción de los músculos ciliares), lo que permite una visión relativamente clara, al menos en distancias largas.

  • Pérdida progresiva de la acomodación: Con los años (entre los 40 y 45), la capacidad de acomodación disminuye, lo que lleva a que el paciente hipermétrope presente borrosidad tanto de cerca como de lejos si la hipermetropía está poco o nada corregida.

Los síntomas más frecuentes son:

  • Dificultad para la visión próxima: Sobre todo al leer o realizar trabajos detallados.

  • Visión borrosa de lejos en edad adulta: A medida que disminuye la acomodación, puede aparecer visión borrosa incluso en distancias mayores.

  • Fatiga visual y dolores de cabeza: El sobreesfuerzo acomodativo puede generar molestias oculares y cefaleas.

Las opciones disponibles hoy en día para corregirla son:

  • Lentes convergentes (positivas): En forma de gafas o lentes de contacto, ayudan a “adelantar” el foco hasta la retina, solucionando el defecto refractivo.

  • Cirugía refractiva: Procedimientos como LASIK o PRK pueden modificar la curvatura corneal para corregir la hipermetropía, si el paciente resulta apto.

  • Ortoqueratología: Uso de lentes de geometría inversa que moldean la córnea temporalmente durante la noche, permitiendo una visión más clara durante el día sin necesidad de gafas o lentes de contacto.

A diferencia de la miopía, la hipermetropía puede permanecer “oculta” en jóvenes gracias a la potente acomodación del cristalino. Sin embargo, con el paso de los años, el músculo ciliar pierde flexibilidad y la hipermetropía se hace más evidente, afectando a la visión de cerca y, en muchos casos, también a la visión de lejos.

 

Astigmatismo

El astigmatismo se caracteriza por una refracción desigual de la luz en distintos meridianos del ojo, lo que impide que el enfoque ocurra en un único punto de la retina. Como consecuencia, la imagen se forma de manera distorsionada, provocando visión borrosa tanto de lejos como de cerca.

Estas son sus causas y características:

  • Forma anómala de la córnea o el cristalino: Generalmente la córnea presenta una curvatura más pronunciada en un eje que en otro, perdiendo su forma esférica y originando diferentes focos (en lugar de uno solo) cuando la luz atraviesa el ojo.

  • Tipos de astigmatismo (según la posición del foco):

    • Astigmatismo puro: Uno de los meridianos (ejes) enfoca en la retina, mientras el otro lo hace por delante (astigmatismo miópico) o por detrás (astigmatismo hipermetrópico).

    • Astigmatismo mixto: Un eje focaliza delante de la retina y el otro, detrás de ella.

  • Tipos de astigmatismo (según su causa):

    • Regular: Suele ser congénito y se caracteriza por la existencia de dos meridianos principales con distinta potencia refractiva. Es la variante más común.

      • Frecuente: Se refracta más en el eje vertical.

      • Poco frecuente: Se refracta más en el eje horizontal.

    • Irregular: Se asocia a deformidades originadas por lesiones, intervenciones quirúrgicas o enfermedades corneales. La curvatura resultante es más compleja y varía de forma impredecible.

    • Temporal: Tras una cirugía (por ejemplo, de córnea) puede producirse una alteración pasajera en la curvatura corneal.

Los síntomas más frecuentes son:

  • Visión borrosa o distorsionada en todas las distancias.

  • Dificultad para distinguir líneas rectas o formas definidas.

  • Fatiga visual, dolores de cabeza y entrecerrar los ojos para intentar enfocar.

Se puede corregir mediante:

  • Lentes tóricas: Gafas o lentillas específicamente diseñadas con curvatura distinta en cada meridiano, para compensar la curvatura irregular de la córnea o el cristalino.

  • Cirugía refractiva: Algunas técnicas con láser o implante de lentes intraoculares pueden corregir el astigmatismo si no hay otras afecciones asociadas.

  • Ortoqueratología: Aunque suele emplearse en miopías leves y moderadas, puede también ayudar en ciertos grados de astigmatismo, moldeando la córnea de manera temporal.

 

Presbicia

También llamada vista cansada, la presbicia es la pérdida gradual de la capacidad de enfoque en objetos cercanos. Este fenómeno surge habitualmente a partir de los 40-45 años y se debe a la rigidez progresiva del cristalino y a la disminución de la elasticidad de los músculos ciliares.

Estas son sus causas:

  • Disminución de la acomodación: Con la edad, el cristalino pierde parte de su flexibilidad y no puede abombarse con tanta facilidad. Como resultado, enfocar objetos próximos se hace cada vez más complicado.

  • Progresión natural: La presbicia suele avanzar de forma gradual hasta aproximadamente los 60 años, momento en que la elasticidad del cristalino es prácticamente nula para la visión de cerca.

Los síntomas más frecuentes son:

  • Necesidad de alejar el texto u objetos pequeños para poder verlos con nitidez.

  • Fatiga visual y dolores de cabeza al leer o utilizar dispositivos electrónicos durante largos periodos.

  • Dificultad para ver claramente a distancias cortas (por ejemplo, al coser o manipular piezas pequeñas).

Las opciones de corrección son:

  • Gafas:

    • Bifocales: Combinan una graduación para lejos en la parte superior y otra para cerca en la zona inferior.

    • Trifocales: Incluyen una graduación adicional para distancias intermedias.

    • Progresivas: Permiten una transición suave entre graduaciones para visión cercana, media y lejana en una misma lente.

  • Lentes de contacto:

    • Multifocales: Con áreas de enfoque múltiple dentro de la misma lentilla.

    • Monovisión: Se corrige un ojo para visión de cerca y el otro para visión de lejos, buscando un equilibrio tras un periodo de adaptación.

  • Cirugía refractiva: Algunas técnicas con láser (como la presbilasik) permiten corregir la presbicia de manera temporal al modificar la curvatura corneal, aunque su éxito depende de factores como la edad y la salud del ojo.

  • Cirugía multifocal intraocular: Consiste en reemplazar el cristalino por una lente artificial multifocal. Ofrece una solución más permanente y se aconseja especialmente en personas con cataratas o que no puedan beneficiarse de otras técnicas.

En definitiva, la presbicia es un proceso natural de envejecimiento del ojo, que puede compensarse mediante gafas, lentes de contacto o cirugía, según las necesidades y estilo de vida de cada persona.

 

Daltonismo

El daltonismo, también conocido como discromatopsia, es una alteración de la percepción cromática que impide distinguir o percibir ciertos colores con normalidad. El término proviene del científico inglés John Dalton, quien describió su propia deficiencia visual. Este trastorno suele estar relacionado con un problema en los fotorreceptores de la retina (conos), que son los responsables de la visión en color.

Estas son sus causas:

  • Origen genético: Con frecuencia, el daltonismo es hereditario y se transmite ligado al cromosoma X, razón por la cual suele afectar más a hombres que a mujeres.

  • Deficiencia o ausencia de un tipo de cono: Cada tipo de cono (sensible al azul, verde o rojo) responde a un rango específico de longitudes de onda luminosas. Si alguno falta o funciona defectuosamente, aparecen problemas para distinguir los colores asociados a ese espectro.

Existen diversas formas de daltonismo:

  • Daltónicos dicrómatas (pérdida completa de un tipo de cono):

    • Protanopía: Ausencia total de los conos para el rojo; el individuo tiende a confundir rojos y verdes, percibiendo principalmente tonos verdosos y azulados.

    • Deuteranopía: Falta de conos para el verde; dificulta especialmente la discriminación de verdes y rojos, viendo un espectro básicamente amarillo-azul.

    • Tritanopía: Ausencia de los conos para el azul, mucho menos frecuente.

  • Anomalías tricrómatas (alteración parcial de uno de los tres tipos de conos):

    • Protanomalía (alteración de los conos rojos), deuteranomalía (alteración de los conos verdes) y tritanomalía (alteración de los conos azules). En estos casos, la percepción del color existe, pero resulta atenuada o distorsionada.

  • Monocromatismo: El individuo carece de dos tipos de conos, percibe el mundo prácticamente en escalas de grises, sin apenas distinguir matices cromáticos.

En cuanto a síntomas y detección:

  • Dificultad para identificar ciertos colores o confundirlos entre sí, sobre todo en el espectro rojo-verde o azul-amarillo.

  • Problemas para interpretar códigos de color en señales de tráfico, mapas o gráficos.

  • Pruebas diagnósticas: Se utilizan test como las láminas de Ishihara, en las que es necesario reconocer cifras o formas compuestas por pequeños círculos de diferentes tonalidades.

En la mayoría de los casos, el daltonismo no compromete significativamente la agudeza visual ni la visión nocturna, pero puede suponer un obstáculo en profesiones donde la distinción de colores es crucial (por ejemplo, pilotos, diseñadores, electricistas, etc.). Algunas estrategias de adaptación pueden ser el uso de leyendas escritas en lugar de códigos de color, aplicaciones y filtros que realzan los contrastes, o lentes especiales (gafas con filtros) que pueden ayudar a distinguir mejor ciertas tonalidades.

El daltonismo de origen genético no tiene cura definitiva, ya que implica alteraciones en la estructura o función de los conos. Existen filtros y gafas especiales que mejoran la percepción relativa de algunos colores, aunque no restablecen por completo la visión cromática “normal”. En casos muy específicos de alteraciones adquiridas (por lesiones o enfermedades), tratar la causa subyacente puede mejorar la capacidad de percibir colores.

 

Ejercicios resueltos

1. Una persona miope no puede ver con nitidez los objetos situados a más de 2m de distancia. Queremos calcular la potencia de la lente que le permita ver con claridad objetos muy lejanos (situados en el infinito).

Solución

Del enunciado se extrae la siguiente información:

  • Una persona miope no ve con nitidez a partir de 2m; es decir, su punto remoto real está a 2m.

  • Queremos que objetos lejanos (considerados en el infinito) sean percibidos nítidos.

  • Con la lente, un objeto situado en el infinito debe formar su imagen (para el ojo) a 2m, que es donde el ojo puede enfocar.

En nuestra convención de signos:

  • El objeto está “infinitamente lejos” delante de la lente, por lo que Defectos de la visión.

  • La imagen se sitúa en el mismo lado que el objeto (delante de la lente) para una lente divergente, y es virtual, de modo que Defectos de la visión. Queremos, de hecho, que Defectos de la visión.

Utilizando la ecuación de las lentes delgadas:

Defectos de la visión

La potencia de la lente (en dioptrías) es:

Defectos de la visión

Este valor indica que la lente es divergente, como cabía esperar. Con esta lente, los rayos paralelos (objeto al infinito) se “desvían” de tal modo que parecen proceder de un objeto situado a 2 m delante de la lente, distancia a la que el ojo miope puede ver con claridad.

Por lo tanto, la potencia de la lente es Defectos de la visión dioptrías.

2. Una persona hipermétrope tiene su punto próximo real a 1m (cuando normalmente estaría a unos 25cm). Se desea que esta persona pueda leer cómodamente a 25cm. Calcular la potencia de la lente necesaria.

Solución

Del enunciado se deduce que:

  • Una persona hipermétrope tiene su punto próximo a 1m en vez de a 25cm.

  • Se desea que pueda leer cómodamente a 25cm.

  • Para ello, el objeto (libro) a 25cm debe producirse como una imagen en la posición del punto próximo (1m), donde el ojo todavía puede enfocar con facilidad.

Respecto a nuestra convención de signos:

  • El objeto (libro) está a 25cm delante de la lente: Defectos de la visión.

  • Puesto que usamos una lente convergente en hipermetropía, y el objeto está dentro de la distancia focal, se formará una imagen virtual:

Defectos de la visión

Queremos que la persona “sienta” que el objeto está a 1 m delante de la lente (su punto próximo). Por tanto, tomamos

Defectos de la visión

Utilizando la ecuación de las lentes delgadas:

Defectos de la visión

La potencia de la lente (en dioptrías) es:

Defectos de la visión

Por lo tanto, la potencia de la lente es de 3 dioptrías. Con ella, un objeto colocado a 25cm se ve como si estuviera a 1m (imagen virtual), de modo que el ojo hipermétrope puede enfocarlo cómodamente.

 

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