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Los núcleos atómicos están formados por protones y neutrones, cuya estabilidad depende de su número y disposición. Los isótopos comparten el mismo número de protones, pero difieren en neutrones, afectando su masa y estabilidad, con algunos siendo radiactivos. La radiactividad ocurre por desintegración nuclear, emitiendo partículas alfa, beta o radiación gamma, y se rige por las leyes de Soddy-Fajans, que describen cómo cambian el número atómico y másico en estos procesos.
El núcleo de un átomo es donde se concentran los nucleones, es decir, protones y neutrones. Estos tienen una masa muy similar entre sí (en torno a y
unidades de masa atómica, respectivamente) y son mucho más pesados que los electrones, cuya masa es aproximadamente
de la de un protón.
Para describir a un átomo, se emplean dos valores fundamentales:
Cuando se habla de isótopos, nos referimos a átomos de un mismo elemento (mismo 𝑍) que difieren en el número de neutrones (distinto 𝐴). Todos los isótopos de un elemento presentan las mismas propiedades químicas, aunque difieren en su masa. Algunos de estos isótopos son radioactivos, pues se desintegran espontáneamente liberando energía.
Además de los isótopos, se definen otros términos para clasificar núcleos atómicos según su composición:
Isótonos: Núcleos de elementos distintos (por tanto, diferente 𝑍) que poseen el mismo número de neutrones (𝐴−𝑍).
En física nuclear, a cada tipo de núcleo se le denomina núclido o nucleido, con lo que es habitual hablar de “núclidos” en lugar de átomos o elementos cuando se hace énfasis en las propiedades nucleares.
Normalmente, un núclido se representa como:
donde 𝑋 es el símbolo del elemento, 𝑍 es el número atómico (a veces se omite) y 𝐴 es el número másico. Por ejemplo:
se lee “Uranio-235”.
Aunque el átomo tiene un tamaño cercano a de radio, su núcleo mide del orden de
, unas diez mil veces más pequeño. Aun así, dentro de ese espacio tan reducido se acumulan cargas positivas (protones) muy próximas, lo cual implica la existencia de una fuerza mayor que la repulsión eléctrica: la llamada interacción fuerte.
Los electrones, al ser partículas elementales sin estructura interna (quarks), no experimentan la interacción fuerte.
Un hecho fundamental en la física nuclear es que la masa de un núcleo completo siempre es algo menor que la suma de las masas de sus protones y neutrones considerados por separado. A esa diferencia se la llama defecto de masa, y está asociada a la energía de enlace del núcleo:
En este contexto, Δ𝑚 es la diferencia entre la masa total de los nucleones separados y la masa del núcleo formado. Esa energía de enlace representa la estabilidad del núcleo; cuanta mayor sea la energía de enlace por nucleón, mayor estabilidad posee el núclido.
Al estudiar la energía de enlace por nucleón en función del número másico, se observa que aumenta hasta llegar al hierro-56 (Fe-56), considerado uno de los núcleos más estables. Más allá del hierro en la tabla periódica, la formación de núcleos más pesados deja de ser un proceso que libere energía: se vuelve endotérmico (absorben energía). Por eso la fusión de núcleos ligeros (unirse para formar núcleos medianos) y la fisión de núcleos muy pesados (dividirlos en núcleos más pequeños) pueden liberar grandes cantidades de energía.
Todo ello explica por qué en la naturaleza hay isótopos estables y otros que tienden a desintegrarse emitiendo partículas y radiación, en un proceso que se estudia bajo el fenómeno de la radioactividad. Los núcleos muy masivos alcanzan configuraciones estables tras sucesivas desintegraciones, liberando energía en el camino. Este fenómeno será clave para entender las leyes de Soddy-Fajans y la radioactividad natural que se presentarán en las siguientes secciones.
Algunos elementos químicos, especialmente aquellos con números atómicos elevados (la mayoría por encima de 83), se transforman de manera espontánea en átomos de elementos cercanos en la tabla periódica y, al hacerlo, emiten partículas y energía. Este fenómeno, observado por primera vez en 1896 por Henri Becquerel, se conoce como radiactividad.
La radiactividad es un proceso que se origina en el interior del núcleo atómico, donde las fuerzas nucleares determinan si un núcleo es estable o tiende a desintegrarse en busca de una configuración más estable. Dado que solo un número reducido de núclidos (conjuntos de protones y neutrones concretos) resulta completamente estable, la mayoría de los núcleos son inestables y se desintegran a lo largo del tiempo, emitiendo radiaciones y partículas hasta alcanzar un estado estable.
Algunos factores que influyen en la estabilidad nuclear son:
Ejemplos representativos de núcleos especialmente estables son el (con
y
) y el
(con
), ambos considerados doblemente mágicos. Este hecho se relaciona con la existencia de niveles de energía en el núcleo, de forma análoga a cómo los electrones ocupan orbitales en la corteza atómica.
Paridad de protones y neutrones: Al clasificar los núclidos según si el número de protones () y de neutrones (
) es par o impar, se encuentra que casi la mitad de los núcleos estables poseen tanto
como
par. En cambio, la combinación de
impar y
impar es poco frecuente. Parece existir una tendencia al “emparejamiento” de nucleones similares.
En resumen, los núcleos se estabilizan o buscan hacerlo a través de procesos de desintegración o emisiones que reducen su energía y ajustan el balance entre protones y neutrones.
Los núcleos radiactivos se desintegran de diversas formas, emitiendo radiaciones que pueden ionizar la materia (es decir, arrancar electrones de los átomos que encuentran a su paso). Estas radiaciones se clasifican según su naturaleza:
Otros procesos de desintegración menos comunes son:
Captura electrónica: En núcleos con exceso de protones, el núcleo puede capturar un electrón de las capas más internas del átomo. El electrón capturado se combina con un protón, formando un neutrón. Es un mecanismo alternativo a la emisión de positrones ), y no emite partículas cargadas al exterior; sí pueden generarse rayos X cuando los electrones más externos pasan a ocupar la capa vacante.
Fisión espontánea: Es típica de núcleos muy pesados (como el uranio o los transuránicos) que, en raras ocasiones, se fragmentan en núcleos más ligeros y liberan neutrones, partículas beta y radiación gamma. Este proceso es menos habitual que la desintegración alfa o beta, pero resulta esencial en elementos con masas muy grandes.
Formuladas por Soddy y Fajans en 1913, establecen que:
1. Un núcleo de se desintegra según la reacción:
Razona qué partícula es . Posteriormente, el núcleo de níquel excitado,
, emite dos fotones de energías
y
. Si en un segundo se emiten
fotones de cada tipo, calcula la energía por unidad de tiempo (en
) que produce la emisión.
Solución
Para determinar la partícula en la reacción de desintegración del núcleo de
, aplicamos las leyes de conservación del número másico
y del número atómico
:
Conservación del número másico:
Conservación del número atómico:
Dado que y
, la partícula
es un electrón (
).
El núcleo de níquel excitado emite dos fotones con energías
y
. Si en un segundo se emiten
fotones de cada tipo, calculamos la energía por unidad de tiempo (potencia) producida por la emisión. La energía total emitida por segundo se calcula sumando la energía de ambos tipos de fotones multiplicada por el número de fotones emitidos:
donde:
fotones de energía
,
fotones de energía
.
Sustituyendo los valores:
Calculamos la potencia:
Por lo tanto, la partícula emitida es un electrón y la energía por unidad de tiempo que produce la emisión es .
2. Completa, razonando la resolución, los números atómico y másico del núcleo y del núcleo
en la serie radiactiva indicada. Identifica
. ¿Cómo se llama el tipo de desintegración que da lugar a este núcleo? ¿Cómo se llama el tipo de desintegración que da lugar a la partícula
?
Solución
Para resolver este ejercicio, completaremos la serie radiactiva utilizando las leyes de conservación de masa y carga, conocidas como las leyes de Soddy-Fajans. Primero, consideremos la desintegración del . La reacción se puede expresar de la siguiente manera:
Aplicando las leyes de conservación:
Entonces, la partícula es la partícula alfa:
Continuamos con la siguiente desintegración:
Aplicando nuevamente las leyes de conservación:
De esto se deduce que el núcleo es:
La partícula emitida, , es un electrón, conocida como partícula beta (
).
Por lo tanto, el núcleo es la partícula alfa
el núcleo
es
. La desintegración que da lugar al núcleo
es una desintegración alfa, mientras que la desintegración que da lugar a la partícula
es una desintegración beta.
3. Discute razonadamente la veracidad de la siguiente afirmación: “La masa de un núcleo es siempre menor que la suma de las masas de los protones y neutrones que lo forman.”
Solución
La afirmación es verdadera porque existe una diferencia de masa conocida como defecto de masa. Al formar un núcleo, parte de la masa de los protones y neutrones se convierte en energía de enlace que mantiene al núcleo unido, según la ecuación de Einstein:
donde es el defecto de masa. Esta conversión de masa en energía hace que la masa del núcleo sea menor que la suma de las masas de sus protones y neutrones constituyentes.
Por lo tanto, la afirmación es verdadera.
4. Discute razonadamente la veracidad de la siguiente afirmación: “En una emisión alfa el número másico decrece en dos unidades y el número atómico en una.”
Solución
En una emisión alfa, una partícula alfa es expulsada del núcleo. Esto significa que:
Número másico: →
,
Número atómico: →
.
Entonces, el número másico decrece en cuatro unidades y el número atómico en dos unidades, no en dos y una respectivamente.
Por lo tanto, la afirmación es falsa.